Este proyecto tuvo una inversión de más de ¢ 186millones de colones con el objetivo de promover la inversión en infraestructura en ASADAS de Guanacaste, para su adaptación al cambio climático. Para la evaluación del riesgo ante el cambio climático, se utilizó el Protocolo del Comité de Vulnerabilidad de Ingeniería de Infraestructura Pública (PIEVC), de origen canadiense y que se encuentra en proceso de tropicalización para su uso en el país. Fueron 11 las ASADAS beneficiarias entre las que se encuentran Santa Rosa, Surfside, Tamarindo, Playa Potrero, Brasilito, Huacas, El Llano, La Garita, Matapalo, Playa Grande y Villarreal, así como también el AyA. Las personas beneficiarias ascienden a las 10,099 personas.

El acuífero de Nimboyores suple de agua potable a diversos acueductos administrados por las Asociaciones Administradoras de Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Comunales (ASADAS). Estas ASADAS son quienes abastecen a la población de la zona, incluyendo a personas productoras, comercio y diferentes desarrollos turísticos de Santa Cruz.

Esta zona sufrió un acelerado crecimiento urbano y comercial, en el año 2005. Este crecimiento generó preocupación en cuanto al uso y explotación del acuífero ante una posible escasez del recurso en el futuro.  Es por ello, que, en su momento, la Dirección de Cambio Climático (DCC) del del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), en conjunto con Fundecooperación para el Desarrollo Sostenible, el AyA, el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenimiento (SENARA), la Asociación de Comunidades para el Desarrollo Sostenible (ACDS) de Santa Cruz y la Municipalidad de Santa Cruz, decidieron hacer algo al respecto. Fundecooperación, como ente ejecutor en el país del Fondo de Adaptación por medio del Programa Adapta2, financió el desarrollo de una iniciativa que considera la vulnerabilidad de los sistemas acuíferos, los riesgos y la necesidad de avanzar en medidas de adaptación climática.

Así nace el proyecto “Adaptación al Cambio Climático en el Acuífero de Nimboyores – sistema de acueductos en zonas costeras de la Provincia de Guanacaste”. Este proyecto buscó priorizar las medidas necesarias para lograr la adaptación ante cambio climático en el acuífero de Nimboyores y en los sistemas del acueducto de las localidades. De esa manera se pretende asegurar la sostenibilidad en la prestación del servicio de agua potable a las poblaciones, de manera sostenida; en el contexto de la gestión integrada del recurso hídrico, generando así comunidades resilientes.

El proyecto fue ejecutado por el Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos de Costa Rica (CFIA) por medio del Programa Adapta2+ de Fundecooperación para el Desarrollo Sostenible.

Alianzas para el desarrollo

Carolina Reyes, Coordinadora de Proyectos, de Fundecooperación explica que:

“Como Ente Implementador Nacional del Programa Adapta2+ se busca apoyar este tipo de iniciativas junto a instituciones nacionales para ofrecer a las comunidades las herramientas necesarias para el correcto manejo del recurso hídrico”.

“El objetivo de este proyecto es lograr adaptar los acueductos ante los efectos del cambio climático, por medio de la obtención y uso de datos duros que les permitan tomar decisiones y desarrollar una instalación más resiliente. Adicionalmente, se trabajó en brindar acompañamiento de las ASADAS en la generación de una matriz de riesgos donde se establecieron prioridades, programas a desarrollar, definición de infraestructura requerida y además, se donaron tres estaciones hidrometereológicas, tanques para almacenamiento de agua potable, tubería, materiales y mano de obra para la mejora de las instalaciones electromecánicas, entre otros elementos de infraestructura”, agregó Reyes.

Por su parte, Luis Castro, ingeniero de Gestión de Proyectos del CFIA y participante del proyecto de adaptación, explica que

“para la realización del proyecto, se aplicó el Protocolo del Comité de Vulnerabilidad de Ingeniería de Infraestructura Pública (PIEVC), de origen canadiense. Este protocolo analiza el riesgo y la información climática histórica y proyecta la naturaleza, gravedad y probabilidad de futuros cambios y eventos climáticos; además, establece la capacidad de adaptación de una edificación de acuerdo a su diseño, operación y mantenimiento, lo cual permite determinar qué componentes requieren adaptación y cómo hacerlo”.

“Con este protocolo cada una de las ASADAS desarrolló una matriz en la cual se identificaron los riesgos a futuro, que podrían enfrentar. Con esta priorización, se está definiendo, en este momento, cuáles serán las medidas a efectuar. Por ejemplo, se realizó un diagnóstico electromecánico, donde se analizó cada sistema de bombeo y se les están dando sugerencias para la operación y mantenimiento, que les permita a las ASADAS dar un servicio más eficiente a la comunidad”, agregó Castro.

Etapas del proyecto

La metodología que se implementó cuenta con 5 pasos que son: definición del proyecto, recopilación y análisis de la información, análisis del riesgo ante el cambio climático, análisis de ingeniería sobre aquellas interacciones en la matriz que pudiesen generar dudas en cuanto a la evaluación de riesgos (esta etapa es opcional) y finalmente conclusiones y recomendaciones de cuáles son los principales riesgos ante el cambio climático y cuáles son las medidas a tomar.

“En el caso de las ASADAS, ha sido un proceso muy interesante sobre todo por la concientización del impacto del cambio climático; que las ha llevado a tomar decisiones con base en el análisis de riesgo con un fundamento técnico para tener comunidades más resilientes”, mencionó Castro.

Vladimir Naranjo, Subjefe de Gestión de Proyectos del CFIA y gerente del proyecto ejecutado, comenta que

“uno de los aspectos más importantes que se han obtenido, es la posibilidad de tropicalizar la herramienta PIEVC para uso a nivel nacional en lo que es análisis de infraestructura ante los impactos del cambio climático”.

Estaciones meteorológicas donadas

Por otro lado, en la comunidad de Lorena, en el distrito de Tempate de Santa Cruz de Guanacaste, se ubica un Campo de Pozos, y es donde se instaló una de las tres estaciones meteorológicas donadas por el Programa Adapta2+ de Fundecooperación y el CFIA.

Sigifredo Morer, del AyA, indica que

“el Campo de Pozos está compuesto por tres pozos perforados, y es desde éstos que el agua es conducida a un tanque y desde ahí tres bombas impulsoras envían ese recurso hasta la comunidad de Huacas, donde es distribuida a las comunidades que tienen carencia de este recurso”.

Además, menciona Alina Trabado del área de Gestión Ambiental del AYA que

“En Campo de Pozos es donde se colocó la estación, la cual es parte de una red, que maneja en el AyA, de estaciones hidrometeorológicas compuesta por 45 estaciones. Esta estación es la primera de tres estaciones que se ubican en Nimboyores con el propósito de elaborar un proyecto de alerta temprana que pueda indicar por medio de las otras dos estaciones que están ubicadas en Cartagena y Tempate si hay algún riesgo de inundación acá”

Por último señala Vladimir Naranjo, del CFIA

“Uno de los principales retos que se tuvo al inicio fue tener datos para tomar decisiones basadas en criterios técnicos. Por lo que, las estaciones se diseñaron dejando algunas previstas para contar con datos a futuro de por ejemplo radiación solar, de dirección de los vientos y de velocidad de los vientos; y esto permitirá adaptar la instalación conforme vaya pasando el tiempo para poder generar datos que son de importancia para la zona y para que el acuífero como tal”

Generando impacto y resultados

Algunos de los resultados esperados por el proyecto son:

  • Identificación de infraestructura vulnerable ante cambio climático, con su respectivo nivel de riesgo asociado.
  • Establecimiento de un perfil de adaptación, con medidas de adaptación construidas en conjunto con las ASADAS y con el AyA, y priorizadas de acuerdo con las necesidades de las organizaciones y de las comunidades.
  • Creación de capacidades en el personal técnico y profesional en el área de cambio climático y gestión de riesgos, con el fin de generar el ambiente para toma de decisiones basados en criterios técnicos.

Testimonio de las ASADAS

Las ASADAS son parte fundamental del desarrollo de esta iniciativa, hoy presentamos los testimonios de tres de ellas.

“En la ASADA Sufside logramos definir los riesgos de cambio climático, lo que nos ayudó a conocer cuáles son las problemáticas directas del cambio climático para la ASADA y la zona e integrarlos en nuestro Plan de Gestión de Riesgos, y a partir de esto definir las prioridades que son: construir tanque de almacenamiento de agua, capacitación del personal, y mejoras en todo el acueducto. Asimismo, gestionar una brigada de incendios forestales, aplicar un plan de gestión ambiental, crear viveros de árboles autóctonos para reforestación de las zonas de recarga y de plantas ornamentales de bajo consumo de agua, y huertas orgánicas. Todo esto nos va a llevar a tener una comunidad más informada y más integrada”, indicó María Lourdes Valverde, presidenta de la ASADA Surfside.

En el caso de la ASADA Tamarindo, Hazel Cisneros, quien es su administradora menciona que

“han trabajado en los once sistemas del acueducto, lo que ha arrojado información para efectuar muchas mejoras, entre ellas, el sistema eléctrico y capacitación al personal a cargo, contar con un Plan de Salud Ocupacional y gestionar la compra de un camión cisterna para abastecer a la población cuando se requiera.  Aunado a lo anterior, se trabaja en la prevención de incendios forestales, en un programa de limpieza de los ríos y estero de Tamarindo junto con los vecinos por medio de campañas de limpieza y siembra”.

Finalmente, la ASADA Santa Rosa, por medio de Hazel Rosales, administradora señaló que

“como parte del Programa Adapta2+ se diseñó una matriz, en la cual se va a trabajar este año, que incluye mantenimiento del pozo, capacitación del personal operativo, cambio de diámetro de tubería y en un Plan de Educación Ambiental para concientizar a las personas; esto, con la meta de dar un mejor servicio a la comunidad”.

En conclusión

El proyecto cuya inversión fue de ¢186.935.000 abarcó un total de 11 comunidades y beneficiando a más de 10,000 personas desde los ámbitos sociales, ambientales, económicos y de género, para la rehabilitación, construcción o mejora de los acueductos, lo que les permitirá brindar un servicio más eficaz y eficiente a las personas usuarias.

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